Con el cierre formal de las negociaciones de paz entre el gobierno
nacional y la guerrilla de las FARC, celebrado ayer 24 de agosto, se aviva la ilusión
de los colombianos de ponerle fin a la guerra e iniciar una nueva etapa en la
que nuestros sueños se construyan a la par de un nuevo país.
Es nuestra responsabilidad, los adultos de hoy quienes tenemos el
deber al voto, darle a nuestros hijos y nietos el derecho a nacer y crecer
en un territorio de paz en el cual vivir y construir su presente y futuro en
armonía con sus semejantes y con el medio que le rodea.
No es una tarea fácil, por cuanto la vida no es color rosa. Pero si
les damos el SÍ, estamos dando el primer gran paso para derrotar a esa guerra
alimentada por injusticia social; intereses políticos odios y venganzas personales en la
que se nos pretende arrastrar y que por más de 50 años ha ido corroyendo a
buena parte de nuestro país. Guerra que ha dejado a miles de niños huérfanos, familias desaparecidas, hermanos disgustados y enfrentados en armas al hacer parte de un conflicto que no es ético y tampoco nuestro. Guerra que destruye no solo la riqueza humana de Colombia sino también los recursos naturales.
Es el momento de dar otro rumbo a esta historia, de decidir un nuevo panorama para nuestro país.
Sin embargo, una decisión tan trascendental como lo es dejar la guerra o
continuar en ella, con las consecuencias que esto último trae, debe asumirse en
conciencia y con argumentos y para ello es indispensable conocer los acuerdos y
en general el desarrollo del proceso de negociaciones.
En este sentido, quizá resulte de ayuda la siguiente línea del tiempo
que menciona momentos significativos del proceso. T
Tomada del tiempo.com
T ambién comparto la página del alto comisionado para la paz en donde se puede acceder a los acuerdos en la Habana.
Todo lo que necesitas saber sobre el proceso de paz
Finalmente, aclaro (por si acaso) que no soy santista, sino una persona que nació en tiempos de guerra y que sueño con tener la experiencia de vivir en tiempos de paz, en lo que me quede de vida.
Yo nací en tiempos de violencia política, y varios de mis compañeros de universidad se unieron a la guerrilla. Los que estando en la guerrilla se dieron cuenta de que ese no era el camino fueron ajusticiados por la misma guerrilla, como Jaime Arenas. Otros sin preparación para la lucha armada murieron en combate como Iván Calderón, Homero Sobrino y muchos más. La lucha armada mostró que no es el camino, pero ha causado mucho dolor e incontables víctimas. En honor a la memoria de mis compañeros de estudio y del cura Camilo caídos en la lucha armada, yo voto por la paz. Jaime Salcedo Luna
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